Cuando comencé a ver fútbol todos hablaban de la Dinamarca campeona de Europa de 1992. Unos años más tarde pude ver la sorprendente coronación griega en el torneo que se disputó en 2004 en Portugal; ambas historias me marcaron por su épica intrínseca.
Años más tarde, cuando pude estar vinculado al fútbol en diferentes países, conocí a muchas personas que tenían historias fascinantes e irrepetibles. En cada charla siempre salía el clásico “vale para un libro”, y vaya que con el tiempo me lo tomé en serio.

Cuando llegó la pandemia me puse a redactar una a una las hazañas con el objetivo de que no sigan pasando desapercibidas. De esta forma, en el libro hubo espacio para los goles de la Irak que se sobrepuso a la guerra, a la visión de Mandela para unir a su país a través del deporte, a las batallas desiguales del General Lamadrid contra Banfield, a los pletóricos triunfos de Andorra, al correoso andar de Platense, a la superación social histórica de Ruanda para imponerse en el fútbol, o a la increíble campaña de Leicester City, entre otras.